Bartolomé Vázquez y Blas Ametller
Bartolomé Vázquez (1749-1802) no destacó en el grabado a buril, sino por la técnica de puntos, denominada al estilo de Bartolozzi, técnica muy utilizada en Francia e Inglaterra para la reproducción de la pintura. Vázquez contó con la oposición inicial de Manuel Salvador Carmona, quien no vio con buenos ojos estos avances, pero a pesar de ello fue admitido en la Academia en 1785. Entre las obras que ilustró destacan la serie de Retratos de los Españoles Ilustres (1791), las Novelas ejemplares, impresas por Antonio de Sancha (1793), el Viaje al Parnaso de Cervantes (1784) o el Quijote de la Imprenta Real (1797).
Este grabado reproduce la obra del mismo título de Diego Velázquez. Bartolomé Vázquez grabó la plancha de cobre sobre un dibujo de Antonio Vázquez aceptando así el encargo de la Compañía para el grabado de los cuadros de los Reales Palacios, creada en 1789 con el fin de difundir la riqueza de las colecciones artísticas de España, tal y como se hacía en otros países europeos.
El barcelonés Blas Ametller (1768-1841) fue un experto grabador en talla dulce, técnica que aprendió de Manuel Salvador Carmona. Ametller fue nombrado Académico de mérito de San Fernando en 1797 y sucedió como grabador de cámara y director de grabado a su maestro en 1805 y 1820 respectivamente. A él se deben numerosas estampas de gran calidad, además de su participación en algunas empresas editoriales como la serie de Retratos de los Españoles Ilustres (1791) o el Arte de escribir de Torcuato Torío de la Riva y Herrero.
Torcuato Torío de la Riva está considerado uno de los mejores calígrafos españoles. Dedicó toda su vida al trabajo de archivero y entre sus destinos se encuentran el de escritor de Privilegios del Consejo y Cámara de Indias, archivero de Rentas Generales y de la Superintendencia de Hacienda, oficial segundo del Archivo de la Secretaría de Estado y del Despacho de la Guerra en el Departamento de Indias… El Arte de escribir por reglas y con muestras es su obra más importante, la cual contiene una parte de teoría de la escritura y otra práctica donde se detalla el manejo de la pluma y sus movimientos, entre otras cuestiones. La obra está dedicada al conde Trastamara y su retrato está grabado por Blas Ametller.